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Estuvimos en uno de los salones pequeños, muy acogedor, y desde las ventanas se ve la catedral, unas vistas muy bonitas.
Pedimos unos entrantes para todos, un segundo plato y unos postres para compartir. Para beber, vino y agua.
Los entrantes fueron.
Ensalada de ahumados y aguacate
Cecina con queso
Mollejas (picaban un poco)
En el segundo, casi toda la mesa se decantó por carne
Chuletillas
Entrecot avileño (muy rico)
Menos yo que me pedí una lubina con salsa de carabineros (que estaba, la salsa, de muerte)
Como ya estabamos muy llenos, pedimos unos postres para compartir, crema de arroz con leche, que tenía un toque a natillas y de chocolate, buenisima.
Como cosa curiosa, la traducción de la carta de postres al inglés
Costó unos 33 euros por persona, y comimos muy bien.
